“Si ves un
animal sufriendo en la calle y lo llevas a un refugio, estás entendiendo solo
la mitad del problema”
Este pensamiento,
proveniente de @patapirata es cierto.
La calle es
un infierno para los animalitos, sean perros, gatos o especies más exóticas, es
un medio ambiente hostil, sin alimento ni refugio.
La mayoría
de la gente ve un animalito en mal estado y no le hace caso, lo pobretea y se
sigue de largo; muy pocos se ven movidos a hacer algo. Algunos, los menos,
tomarán al animalito y se lo llevarán a la casa o con un veterinario, lo
rehabilitarán y le buscarán (o le darán) un buen hogar, es lo que se llama ser
un Pata Pirata.
Existen
otros tipos de protectores, aquellos seres que sienten compasión y deciden
hacer algo… pero su voluntad no les permite ir más allá y su idea es llevarse
al animalito y llevarlo a un refugio o encargárselo a otro protector.
De todos
los que he conocido, si acaso se han encontrado ellos un 10% de sus animalitos
y el resto, llegaron por esa vía, por amigos o conocidos que se lo encontraron.
Muy pocos
de estos protectores de ocasión se responsabilizan de su rescate, van, lo dejan
y jamás se acuerdan de él, ni mandan croquetas o se ocupan de sus vacunas,
esterilización o gastos médicos, pero eso sí, si se topan con el protector son
tan descarados como para decir “¿y cómo está el perro/gato que rescaté?” o peor
aún, con bastante frecuencia quieren dejar más animalitos.
Entre los
rescatadores comodinos y los protectores que saben que el animalito no tiene la
culpa de su rescatador, un protector puede acabar copado tras unos cuantos
meses.